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Las actrices Anne Hathaway (de Valentino), Jennifer López (Zuhair Murad) y Eva Mendes (Dolce&Gabbana) optaron por el peplum principesco. Sarah Jessica Parker (de Halston), Diane Kruger (de Calvin Klein) y Brooke Shields (de Michael Kors) se mostraron más contenidas con vestidos líquidos y sinuosos. Pero en esta fiesta, a la que las beldades acuden del brazo de diseñadores en una peculiar cita, el protagonismo se lo llevan los segundos.
Los jóvenes creadores estadounidenses fueron los grandes beneficiados del sarao. Alexander Wang -que vistió con chulería macarra a Gisele Bündchen y M.IA.- y Rodarte -dos hermanas californianas que convirtieron a Kirsten Dunst en una extraña hada- aportaron la extravagancia e imaginación. Hasta que actuó Lady Gaga, claro. Con su mono y sus zapatos imposibles. Sólo ella es capaz de robarle la pelota a cualquiera. Incluso a la moda en su propio campo.